Como un panqueque que tiene ancestros comunes con el chipá
Coloca la fécula de mandioca en un bowl y cubre con abundante agua. Revuelve hasta integrar. Deja reposar por lo menos 3 horas.
Pasadas las 3 horas, la mandioca habrá decantado y arriba quedará el agua separada. Descártala. El resultado es una goma firme. Sobre esta preparación, coloca un repasador limpio doblado para ayudar a eliminar el agua sobrante.
Ahora, rompe el bloque de goma de mandioca en pedazos. A cada uno de ellos deberás pasarlo por un colador para convertirlo en un arenado fino, o rallarlo con un rallador fino. Esto segundo, a mi criterio, es lo más fácil.
Precalienta una sartén a fuego medio. Sin engrasar ni aceitar, coloca del arenado bien esparcido procurando cubrir toda la superficie de la sartén. No tocar. Si el relleno será salado, en esta instancia puedes agregar un poco de sal.
En un momento, sucederá la magia y todo se unirá y se despegará de la sartén.
Una vez que notes que la tapioca se despega de la sartén y todo se unió, puedes sumar el relleno: queso, por ejemplo, y doblar al medio la tapioca. Cocinar unos minutos más para que el queso se derrita y servir.
Rellena con queso de vaca, queso de almendras, hummus, verduras, ¡lo que quieras! Va bien en cualquier momento del día.